COMO SER CABEZA Y SACERDOTE DE MI FAMILIA EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE || SERMON DEL DOMINGO 26 DE FEBRERO

 


SERIE: VIVIENDO LA VIDA DE CRISTO EN PLENITUD


COMO SER CABEZA Y SACERDOTE DE MI FAMILIA EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE
TEXTOS BIBLICOS VARIOS

 
Introducción:
En noviembre del año 2019, sin darnos cuenta, el mundo como lo conocíamos
hasta el momento cambiaría para siempre. El descubrimiento de un nuevo virus
llamado COVID19 impactaría las naciones tan profundamente como nunca
había ocurrido. La guerra entre Rusia y Ucrania ha involucrado a las potencias
mundiales y esta provocando zozobra en el mundo entero, los desastres
naturales cada ves más violentos y mortíferos (van mas de 50,000 muertos del
terremoto de Turquía y Siria, miles de damnificados y perdidas
multimillonarias) Estas y otras tragedias que están sorprendiendo al mundo nos
están afectando a todos, la economía, el medio ambiente, la inseguridad en
todos los aspectos, la migración convertida en una crisis global sin precedentes,
etc, etc.
Sin embargo, muchos hombres, incluyendo cristianos nacidos de nuevo, se han
escudado por años en sus trabajos y en el título de “Proveedor de mi familia”,
pero ahora no basta simplemente con ser proveedor, la familia está en crisis y
en peligro, ahora más que nunca en la historia es tiempo de ser esposo, padre,
pastor, consejero, siervo, roles que muchos no habían estado cumpliendo y
otros que incluso no tienen idea de cómo hacerlos.

I. Que dice Dios al respecto.
Antes de ponernos a razonar qué deberíamos estar haciendo como hombres
para bendecir y cuidar de nuestra familia en este tiempo, es importante
recordar brevemente que nos ha dicho Dios en su palabra que debemos ser:

1. Líderes: Cuando Dios puso al hombre en el Edén, le dio instrucciones
específicas de liderar y gobernar toda la creación (Génesis 2:15). De
la misma manera Dios ha determinado que el hombre es el líder de su
hogar y como líder está llamado a ir delante, marcando el camino por
el cual su familia transitará.

2. Amadores de los suyos: El hombre esta llamado a amar a su
esposa como Cristo amó a la iglesia (Efesios 5:22-25, 1 Pedro 3-7), y
amar a sus hijos como herencia del Señor que son (Salmos 127:3).
Este amor es un amor ágape, es decir, un amor incondicional.
En 1 Corintios 13:4-7 se nos describe cómo luce este tipo de amor: es
paciente, bondadoso, sin envidia, que no se irrita, no toma en cuenta
el mal recibido, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. Este es el tipo de amor que Dios nos pide tener hacia los de
nuestra casa.

3. Protectores: Tal y como Dios ha prometido proteger a los suyos, así
los hombres deben proteger a los de su casa (2 Tesalonicenses 3:3).
Pero esta protección no se limita simplemente a la protección física,
sino también a la protección espiritual (1 Corintios 16.13). Como
padres y esposos es nuestra responsabilidad velar no solo por el
bienestar del cuerpo de nuestra familia, sino también por el bienestar
de su alma.

4. Proveedores: El rol de proveedor está claramente establecido en las
Escrituras, a tal punto que el apóstol Pablo compara con un incrédulo
a aquel hombre de Dios que no cumple con este mandato (1 Timoteo
5.8). Proveer, para nosotros los hombres, no es una opción, es una
instrucción aún en los peores tiempos. Sin embargo, sería insensible
de nuestra parte no reconocer que hay situaciones extremas en las
cuales un hombre no puede cumplir con este mandato. En estos casos
ese hombre debe confiar en Dios y recordar las palabras de salmista
en el Salmo 34:10 ”Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los
que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien

5. Sacerdotes: En el Antiguo Pacto, la función del sacerdote era
interceder delante de Dios en favor del pueblo (Éxodo 19:5-7), él se
presentaba delante de Dios para apelar por el favor de Dios para
aquellos a quienes el representaba. De la misma manera nosotros
como hombres hemos sido designados sacerdotes de nuestros
hogares, llamados a clamar a nuestro Dios fielmente para que Él,
según su soberana voluntad, pueda mostrar Su favor y Su gracia a
los de nuestra casa (1 Pedro 2:5).


II. ¿Cómo podemos hacer eso en tiempos como estos?
Tiempos como los que vive el mundo hoy ponen de manifiesto muchas cosas,
pero en especial revelan lo incapaces que somos para cumplir por nosotros
mismos los estándares de nuestro buen Dios. Nuestra naturaleza pecadora nos
empuja a centrarnos en nosotros y olvidarnos incluso de aquellos a quienes
amamos (Romanos 7:19-25). Nuestra confianza es puesta a prueba, nuestra
obediencia es puesta a prueba, incluso nuestro amor es puesto a prueba. Es
por eso por lo que no debemos ver este tiempo como un juicio de parte de Dios
hacia nosotros, sino como un tiempo de instrucción y enseñanza donde el Señor
nos está mostrando lo que hay en nuestros corazones y lo que Él espera de
nosotros (Deuteronomio 8:2).
Para poder ser cabeza y sacerdote de nuestras familias en este tiempo
necesitamos:

1. A Cristo: Cristo Jesús no es simplemente el salvador de nuestras
almas, Él es nuestro Rey, nuestro Señor y nuestro modelo. Es por eso
por lo que, para poder liderar, amar, proteger y proveer para nuestra
familia necesitamos ver su ejemplo. Necesitamos buscar ser más
como Él. Ver cómo él actuó en los momentos de crisis, estudiar Su
liderazgo y aprender de la forma como amó, protegió y cuidó e
incluso como proveyó para los suyos.

2.  Fe: Definitivamente no podemos pastorear a los de nuestra casa sino
tenemos fe. Fe en las promesas de Dios. Fe en que Él cuida de
nosotros. Fe en que todo esto esta obrando para bien para aquellos
que le amamos (Romanos 8:28). Sin fe es imposible agradar a Dios.

3. Gracia: Si alguna vez pensaste que podrías ser cabeza y sacerdote
de tu familia sin la gracia de Dios, queremos recordarte que es
IMPOSIBLE. Necesitamos de Su gracia para poder hacer aquellas
cosas que Él nos ha llamado a hacer. Es por esto por lo que debemos
acercarnos a Él buscando Su oportuno socorro y Su dirección. No
podemos solos, necesitamos de Él. (Hebreos 4:16)


4.  Su palabra: Necesitamos venir a Su palabra cada día, buscando Su
consejo, Su dirección, Su instrucción y Sus promesas. La palabra de
Dios es lámpara a nuestros pies, y como toda lámpara es en
momentos de oscuridad donde ella brilla con mas fuerza. Para salir
victoriosos de estos tiempos de prueba necesitamos la sabiduría que
viene de Dios, por lo cual, el refugiarnos en Su palabra no es una
opción sino una obligación.

5.   La gloria de Dios como meta: No existe para el creyente un mejor
motivador que la gloria de Dios como meta. El glorificar a nuestro
Dios en este tiempo en acciones y hechos debe ser el motor que nos
empuje a levantarnos en la mañana. El saber que todo ha sido creado
por medio de Él por Él y para Él (Colosenses 1:16), debe movernos a
actuar según el nos ha pedido.

Conclusión:
Finalmente, siendo un poco más práctico. quisiéramos motivarte a lo siguiente:

1. Reflexiona en lo que Dios esta haciendo en este tiempo: Aparta
momentos específicos del día en donde puedas retirarte unos minutos
para reflexionar en aquellas verdades que Dios te ha estado
mostrando en este tiempo. Antes de hacer nuestra función de lideres
de nuestros hogares tenemos que serlo, sin meditación y reflexión
esto no será posible. 

El Pastor Miguel Núñez en su libro “Siervos para
su gloria” desarrolla esta problemática del ser humano de hoy, en
donde ellos están más enfocados en las cosas que hacen que en
quienes son, cito: «Es lamentable y preocupante que el ser
humano tenga una alta preocupación por las cosas que hace,
mientras que no muestra una alta motivación por cultivar una
vida interior que le permita manejar mucho mejor su vida
exterior. Esto explica los grandes fracasos que de modo
continuo vemos en la vida cotidiana, como cuando una
persona no preparada interiormente se lanzó a hacer algo,
aunque su carácter no tenía la madurez o la fortaleza
necesaria para sostenerse en la carrera hasta alcanzar los
objetivos.» Aprovecha este tiempo para creer y SER ese esposo y
padre que Dios quiere que seas.


2. Estudia la palabra: Sé intencional en estudiar la palabra de Dios en
solitario, pero también con toda la familia. Busca espacios en donde
puedas compartir aquellas verdades que Dios te ha venido
mostrando. Medita con ellos en aquellos versos que nos dan
esperanza y consuelo, pero también busca oportunidades de
compartir aquellos textos de la palabra que nos llaman al
arrepentimiento, a depender de Dios y buscar vivir para Su gloria.

3. Ora: El orar no puede ser una opción para nosotros. Hoy más que
nunca debemos orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17), en tiempo y
fuera de tiempo, no simplemente para que el Señor sane a los
enfermos, de sabiduría a los médicos, sino para que Él nos permita
glorificarle y que al terminar esta experiencia podamos ser más como
Él. Al igual que como con el estudio de la palabra, aprovecha este
tiempo para orar con toda tu familia, que ellos puedan escucharlos
orar y del mismo modo, que ellos tengan la oportunidad de clamar a
nuestro Dios.

4. Predica el evangelio: Usa este tiempo para hablar de aquellas
verdades que nos han hecho libres y que nos recuerdan que nuestro
mayor enemigo no son todas las situaciones adversas a las que nos
enfrentamos continuamente, sino el pecado y que la única cura y
respuesta que existe están en Cristo Jesús. Recuérdate y recuérdales
a los tuyos que nuestra esperanza no está en este mundo caído, sino
en un mundo venidero, en donde estaremos con nuestro Salvador
para siempre. Donde no habrá más llanto ni dolor (Apocalipsis 21:4) y
donde la polilla y el orín corrompen (Mateo 6:19).

5. Se intencional en escuchar: Este es un tiempo donde el temor y la
ansiedad arropa nuestros corazones, es por esto que, como pastores
de nuestras familias, debemos procurar con diligencia el crear los
espacios para ver como está el corazón de los nuestros, saber con
qué están luchando, sus temores y preocupaciones. Al hacer esto
tendremos oportunidades de consolar y ministrar incluso a los más
chicos de nuestra casa.

6. Aprovecha bien el tiempo: De igual forma busca invertirte en tu
esposa y tus hijos, tener tiempos de calidad con ellos. Crear
momentos que los marquen para siempre. Muchos de nosotros debido
a nuestras responsabilidades no dedicamos el tiempo suficiente a
nuestra familia, hoy Dios nos ha forzado a tener que
hacerlo, aprovechémoslo de manera que al pasar el tiempo no
tengamos de nada de que arrepentirnos. (Efesios 5:16)

Recuerda, Él sigue reinando y sigue en control de su creación. Este es
un tiempo donde Dios está llamando a Su pueblo a volverse a Él, a
buscarle en oración, a reflexionar en sus promesas, a recordar que
nuestra seguridad no está en el ahora sino en el Dios que sostiene el
ayer, el hoy y el mañana. Nuestra familia necesita que nosotros les
lideremos en estas verdades, que le amemos como Cristo nos amó,
que les protejamos física y espiritualmente y que sigamos proveyendo
para su cuerpo como para su alma.

“Dios es demasiado bueno como para ser cruel, y es demasiado sabio como para
equivocarse. Cuando no podemos ver Su mano, debemos confiar en Su Corazón”

Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS TRADICIONES, ¿CUALES EVITAR Y CUALES CULTIVAR? || SERMON DEL 15 DE OCTUBRE