SERMON DOMINGO 28 MAYO|| EL AMOR, ARMA SECRETA DEL ARSENAL DE DIOS

 


SERIE: VIVIENDO LA VIDA DE CRISTO EN PLENITUD

EL AMOR, ARMA SECRETA DEL ARSENAL DE DIOS

TEXTO BIBLICO: LC. 6:27-38 

Introducción:

Hoy en dia, cuando el tema de las armas esta ocupando todos los comentarios, criticas, y los espacios de todos los medios de comunicación, por su uso irracional, indiscriminado, violento y mortal. Con pocas o ningunas restricciones, lo cual esta causando dolor, perdidas irreparables y una herida profunda en las vidas de las familias, la sociedad y las naciones.

El Señor Jesús nos revela, como lo hizo a sus discípulos, un arma secreta del arsenal de Dios, - el arma del amor -. Esta será una de sus armas mas eficaces para evangelizar y alcanzar a los perdidos del mundo.

¿Qué clase de amor es este, cual es su origen y que clase de poder tiene?

¿A quiénes les es exigido manifestarlo y que beneficios produce?

Veamos lo que nos enseña y demanda la Palabra de Dios:

 

I.         Este es el amor que ama aun a los enemigos. V.27-29

Cuando el Señor Jesús habla de amor, no se esta refiriendo a la emoción humana que recibe este nombre. Se trata del amor sobrenatural, y solo aquellos han nacido de nuevo pueden conocerlo o exhibirlo. Es totalmente imposible para todo aquel en quien no habita el Espíritu Santo. Un asesino puede amar a sus propios hijos, pero no es el amor al que se refiere Jesús. Lo primero es afecto humano; lo segundo es amor divino. Lo primero precisa solo de vida física; lo segundo demanda vida divina. Lo primero es mayormente asunto de emociones; lo segundo es principalmente asunto de la voluntad.

Cualquiera puede amar a sus amigos, pero se precisa de un poder sobrenatural para a los propios enemigos. Y este es el amor (Gr. ágape) del NT. Significa hacer bien a los que os odian; bendecir a los que os maldicen; orar por los que os maltratan, y siempre y en toda ocasión volver la otra mejilla.

F.B. Mayer explica:

“En el sentido mas profundo, el amor es el requisito previo del cristianismo. Sentir hacia los enemigos lo que otros sienten hacia los amigos; descender como lluvia y luz del sol sobre los injustos lo mismo que sobre los justos; ministrar a los que son poco atractivos o repelentes tal como otros ministran a los atractivos y agradables; ser siempre los mismos, no sujetos a cambios de humor, caprichos o deseos; tener generosidad; no tener en cuenta el mal; regocijarse con la verdad; soportar, creer, esperar y sobrellevar todas las cosas, nunca fallar -esto es el amor, y un amor así es el logro del Espíritu Santo. No podemos alcanzarlos por nosotros mismos.”

Un amor así es invencible. El mundo puede generalmente vencer al hombre que se altera y se descompone. Esta acostumbrado a la guerra de la jungla y al principio de la venganza. Pero no sabe como tratar a aquella persona que contesta a cada mal con un acto de bondad. Se queda totalmente confundido y desorganizado por una conducta tan fuera de este mundo.

Los judíos despreciaban a los romanos porque oprimían al pueblo de Dios, pero Jesús les dijo que debían amar a sus enemigos. Esas palabras apartaron a muchos de Cristo y dejaron de seguirle. Pero Jesús no hablaba de sentir afecto por los enemigos; hablaba acerca de un acto de la voluntad.

Hermanos y amigos, ustedes no pueden “adquirir” este tipo de amor, sino un esfuerzo consciente. Amar a nuestros enemigos significa actuar en busca de sus mejores intereses. Podemos orar por ellos y buscar formas de ayudarlos. Jesús amo a todo el mundo, aunque el mundo estaba en rebelión contra Dios. El nos pide seguir su ejemplo amando a nuestros enemigos. Brinde a sus enemigos el mismo respeto y derecho que desearía para usted mismo.

II.           Este es el amor que hace el bien. V.30-36

Amor significa acción. Una manera de poner el amor a trabajar es al tomar la iniciativa en satisfacer ciertas necesidades. Esto es fácil de hacer con personas que nos aman, personas en las que confiamos, pero amor significa hacerlo aun con los que no nos caen bien o que se proponen dañarnos. 

Cuando le roban su abrigo, el amor ofrece también el traje. Nunca deja de lado ningún caso genuino de necesidad. Cuando se ve injustamente privado de su propiedad, no pide que se le devuelva. Su regla dorada es tratar a los demás con la misma bondad y consideración que querría recibir.

Los inconversos  pueden amar y aman a los que les aman. Es una conducta natural, y es tan común que no hace impacto alguno en el mundo de los inconversos. Los bancos y las compañías de prestamos prestan dinero con la expectativa de cobrar intereses. Esto no demanda una vida divina, basta con que sea humana.

Por ello, Jesús repitió que debíamos amar a nuestros enemigos, hacer el bien y prestar sin esperar nada a cambio. Esta conducta es distintivamente cristiana y marca a aquellos que son los hijos del Altísimo. Naturalmente no es de esta manera que los hombres llegan a ser hijos del Altísimo, por supuesto; esto solo puede suceder recibiendo a Jesucristo como Señor y Salvador

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su Nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Jn.1:12

Pero esta es la forma en que verdaderos creyentes se manifiestan al mundo como hijos de Dios. Dios nos trato de la manera descrita en los versos 27-35. El es bondadoso para con los ingratos y malvados. Cuando actuamos como El, manifestamos la semejanza de familia. Mostramos que hemos nacido de Dios.

Ser misericordiosos significa perdonar cuanto esta en nuestra mano vengarnos. El Padre nos mostro misericordia al no aplicarnos el castigo que merecíamos. El quiere que mostremos misericordia a otros.

III.         Este es el amor que no juzga ni condena. V.37-38

Hay dos cosas que el amor no hace: no juzga y no condena. Jesús dijo: no juzguéis y no seréis juzgados. Ante todo, no hemos de juzgar los motivos de la gente. No podemos leer el corazón y por ello mismo no podemos saber como una persona actúa como actúa. Luego, no debemos juzgar la administración o servicio de otro cristiano 

“ Así que la gente debe vernos simplemente como siervos de Cristo, como aquellos en quienes Dios ha confiado para enseñar su plan secreto. Además, una persona en la que alguien ha confiado debe demostrar que es digna de esa confianza. Me tiene sin cuidado que me juzguen ustedes o un tribunal humano. Ni siquiera yo mismo me juzgo. Hasta donde yo sé, no he hecho nada malo, pero no por eso soy inocente. El Señor es quien me juzga. Por eso les aconsejo que no juzguen antes de tiempo. Esperen a que el Señor venga. Él iluminará todo lo que está en la oscuridad y descubrirá las intenciones del corazón. En ese momento, Dios dará a cada uno la alabanza que se merezca.” 1 Corintios 4:1-5 PDT

Dios es el Juez en tales casos. Y en general no debemos ser hipercríticos. Un espíritu critico, que busca faltas, viola la ley del amor.

Pero si hay ciertas áreas en las que los cristianos deben juzgar. Hemos de juzgar con frecuencia si otras personas son verdaderos cristianos; en caso contrario, nunca podríamos reconocer un yugo desigual “Ustedes no son iguales a los que no tienen fe en Cristo. Entonces no se junten con ellos. ¿Acaso hay algo en común entre la justicia y la injusticia? ¿Cómo puede estar la luz junto con la oscuridad?” 2 Corintios 6:14 PDT

El pecado ha de ser juzgado en el hogar y en la asamblea. En resumen, hemos de juzgar entre el bien y el mal, pero no debemos atribuir motivos ni asesinar el carácter de nadie.

 

Conclusión:

El amor se manifiesta dando “Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”  Jn 3:16 PDT   El ministerio cristiano es un ministerio de dar. Aquellos que dan generosamente son recompensados generosamente. Cuanto mas esparce la semilla, tanto mayor su cosecha. Es recompensado con una medida buena, apretada, remecida y rebosante, la recibe en el regazo, es decir, en el pliegue de su manto. Es un principio fijo de la vida que segamos conforme a nuestra siembra, que nuestras acciones recaen sobre nosotros, que la misma medida que empleamos para medir a otros, con ella nos volverán a medir. Si sembramos cosas materiales segamos tesoros espirituales de un valor inestimable. ES TAMBIÉN COSA CIERTA QUE LO QUE GUARDAMOS LO PERDEMOS, Y QUE LO QUE DAMOS LO TENEMOS.

Así es que estos son los principios a seguir “Sean compasivos como su Padre es compasivo. »No juzguen a los demás y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a los demás y no serán condenados. Perdonen y serán perdonados. Den a los demás y ustedes también recibirán. Se les dará una cantidad mayor a la que puedan contener en su regazo, aunque se la haya agitado y apretado al máximo, siempre se rebosará. Porque con la misma medida que ustedes midan a los demás, Dios los volverá a medir a ustedes”. Lucas 6:36-38 PDT    









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